Un día que tengo la habitación, la televisión y la tranquilidad para ver televisión es motivo de festejos. El viernes a la tarde era el día de festejos y yo me preparé, control remoto en mano - paquete de galletitas en otro, para recostarme y ver La Ley y el Orden U.V.E.

Venía bien, todo tranquilo. El capítulo lo agarré de comienzo y lo único que me hacía falta era una almohada más cómoda, hasta que la puerta se abre de golpe y PUM! PUM! PUM! TRACK! TRACK! GUAU GUAU! AY AY AY! Entran las dos perras de casa a romper las pelotas. Encima se subieron a la cama, me pisaron toda, me ensuciaron con barro y caca la frazada y encima la más grande aprovechó y me robó un par de galletitas que tenía a mano.

Me levanté de golpe y patada para acá y patada para allá, así de simple.

Pero después me sentí culpable, entonces cuando vino mi perra la más chica le convidé una galletita, como para compensar la patada, y la muy simpática la agarró despacito y se fue afuera. Yo lo tomé como una manía que tienen los perros de ir a comer afuera, solos, para que nadie les robe nada. Pero al ratito volvió de nuevo, moviendo la cola y mirandome con cara de lástima.

Y bueno, me dio pena y le di otra. La perra volvió a agarrar la galletita con cuidado y se la llevó afuera. Al rato volvió de nuevo. Lo primero que se me ocurrió pensar es que la perra es tarada, pero no le di mucha bola. Como me entretuve tratando de retomar el capítulo, le fui dando galletitas constantemente hasta que se terminó el paquete y el capítulo. Le llegué a dar la última galletita del paquete justo antes de levantarme para ir a buscar un poco de agua. Cuando salí al patio la ví a la perra con la galletita en la boca...

...Yendo a enterrar otra galletita más en un pozo.