Aunque parezca mentira

Uno también puede perderse. Yo me perdí casi todo este mes, y en todo este mes que no estuve presente para actualizar este cuaderno me atacaron:

- 3 viejos borrachos.
- 1 vecina histérica.
-1 vendedora (¿se acuerdan de la vieja codito?)
- 1 marido de vendedora (Nunca falta un tobillo para un codito)
- 1 cucaracha y
-1 lombriz.

Estos dos últimos bichos salieron del techo de la casa de la Doble. No me pregunten qué carajo hace una lombriz cayendo de un techo pero hace un rato me pegué el julepe más espantoso de mi vida, color rosa chicle y largo como mi dedito de señalar.

Punto aparte ¿vio? La otra vez voy a parar a la casa de mi prima la Chejo, esa que es parecida a mi pero comunista como ella sola, y le pido un té. Mientras ella pone la pava yo busco un saquito de té en la alacena ¿y qué me encuentro?

"Té de duendecillos del bosque"

Mi mente sola empezó a imaginar muchos duendecillos correteando por un bosque, siendo alcanzados por una gran maza. Miré dos veces más y le pregunté a la Chejo qué carajo era eso.

A lo que me contestó

Chejo

Es la marca, Pelotuda...


No pregunten, no es necesario: No me drogo.




P.D: La verdad que esta entrada es caca de bebé con diarrea, pero es una manera de decirles "Holaaaaa estoy viva, me atacan gusanos y viejos con olor a vino con jugo tang!"

Con la Nona no se discute.

No sé ustedes, pero yo soy una de las escasísimas personas que pueden decir que tienen a la bisabuela presente todavía. Tengo entendido que mi bisabuela nació en el año 1922, es decir, tiene 88 años de edad. No voy a visitarla seguido, pero no es porque no quiera, o porque viva lejos (de hecho, vive acá nomás) No voy a visitarla seguido porque la bisnona es media peleadora.

Primero y principal, la nona no asume sus 88 añitos. Desde chica siempre fue un misterio para mi la verdadera edad que tiene. Por esa razón dije "tengo entendido que nació en el '22" porque sinceramente no lo sé con exactitud. Los primeros recuerdos que tengo con mi bisabuela son de cuando tenía aproximadamente cuatro o cinco años e iba caminando a la cocina a preguntarle cuántos años tenía, luego, uno o dos años después volvía a preguntar y las cuentas nunca cerraban.

Pupolina a los cuatro años
Abuela ¿Cuántos años tiene usted? (A la nona jamás le hablé de tú a tú, siempre fue todo Usted)

Abuela
(se supone que con 72 años)

Yo tengo 71 años ¿Por qué?

...

Pupolina a los cinco años

Abuela ¿Cuántos años tiene usted?

Abuela
(Se supone que con 73 años)

Yo tengo 71 años ¿Por qué?

...

Pupolina a los 9 años

Abuela ¿Cuántos años tiene usted?

Abuela
(Se supone que con 77 años)

Yo tengo 75 años ¿Por qué?

...

Pupolina a los 15 años

Abuela ¿Cuántos años tiene usted?

Abuela
(Se supone que 83 años)

¡Pero qué desmemoriada que sos, nena! ¡Te dije que tengo 79 años!


Hubo un tiempo que tuvo 83 años durante 3 años seguidos, y no hubo nadie que la contradijera.

Hace tres años, cuando la abuela cumplio 85 años, a mi tío se le ocurrió comprar velas con numeritos para la torta. Erroneamente compró un 8 y un 4 y cuando llegó a la casa le corregimos de que estaba atrasado un año. Como una solución rápida sumó a la torta una velita más. Cuando la nona iba a soplar las velas y vio la velita demás la tiró al carajo y dijo enojadísima "¡ESTA NO!" Y todos nos quedamos callados.


Otra cosa que suele hacer la Nona conmigo es confundirme con mi madre, lo cual a veces es benéfico porque me entero cuando me quiere sacar el cuero, pero otras veces es confuso. Suele escapársele un:

Abuela

Sandra, ¿Dónde anda la Pupolina? ESA nunca me viene a visitar, es una desmemoriada, cuando venga le voy a decir esto y lo otro... Cuando venga ¡me va a oír!

Y 15 minutos después recobro mi identidad en su mente de bisabuela, y me dice algo como -¿Querés jugar al Buraco, Pupolina? - Con una sonrisita simpática. Y yo, que ya más o menos estoy acostumbrada, me hago la boluda y le sigo la corriente. Más de una vez intenté explicarle su error pero siempre terminamos en un círculo vicioso donde no hay tu tía que valga, puesto que a ella no se le contradice jamás. Si algo sabe hacer bien es dejarte hablando solo y cambiarte de tema para ponerse a hablar de las novelas de la tarde, de la vecina de al lado, del gato o de la mar en coche.

En lo que respecta a los juegos de azar es una campeona mundial. Puede ir de la cocina al comedor y olvidarse por completo lo que iba a buscar, pero a la Nona jamás se le escapa un comodín del Buraco. Y si se trata de cartas de Poker, nunca se le puede vender pica por trébol. Lo que sí es seguro es que hay que estar atento, porque sabe mezclar muy bien y hacer pases extraordinarios de prestidigitadora profesionar junto con engaños visuales de señora abuela, pero no conviene mucho contradecirla. Ella no da bola alguna. A mi siempre me pareció bueno dejarla ganar, aún si esto me cuesta sus burlas y chistes, porque cuando pierde no queda con un buen humor que digamos, y el mal humor de la Nona puede ocasionar que casualmente la comida se le queme, o se le pasen los fideos, o se le derrame el café con leche en tu pantalón, o se le caiga la puerta del aparador en tu espalda...


Fuera de eso es una bisnona común y corriente. Cocina muy bien, teje a dos agujas y a crochet, colecciona huesitos caracú, se tiñe el pelo cáda viernes religiosamente...


A mi me encantaría llegar a la edad de la Nona. Más que nada para divertirme de lo lindo con mis bisnietos. Porque estoy segura de que algún día tendré con qué pagar el pato.

Todavía sirve, todavía sirve.

Hace unos días mientras tomaba mates con La Doble y su hermano me dieron ganas de comer un alfajor Suschen de dulce de leche. No soy pretenciosa, los Suschen son baratos, así que crucé la calle y compré tres alfajores en el negocio de Los Viejos Codito. Ojo, no es la primera vez que me pasa algo asì en ese negocio, pero estoy muy segura de que será la última.

Compro tres alfajores y vuelvo a la casa de la Doble. Le doy uno a ella, uno al hermano y abro uno yo mientras leía un mensaje de texto. Mientras contesto el mensaje muerdo el alfajor y mastico. Lo que vino después de esa mordida fue la sensación más asquerosa del mundo, sentí un gusto a podrido terrible, a algo descompuesto y envuelto en gusto de plástico y pintura. Automáticamente escupo todo y grito "NO LO COMAN NO LO COMAN", mientras gritaba esto la Doble decía:

Doble

"Noooo... ¿Qué carajo son estas manchas verdes? ¡Y ESTOS PELITOS! A ver la fecha de vencimiento... Vence el... 12 de Noviembre del 2009. Si, están vencidos."


Llena de bronca les saco de las manos los alfajores vencidos y voy con la Doble a exigir una explicación, o la plata, o las dos cosas. La vieja que atendía me vio venir re caliente y se puso detrás del mostrador:

Vieja codito

¿Qué vas a llevar?

Pupolina

Hola, si. Mirá. Recién te compré estos alfajores y están vencidos.

Vieja codito

¿Cómo vencidos?

Pupolina

¡Y vencidos! Pasados de fecha, echados a perder... Están vencidos.

Vieja codito

Pero no puede ser. Si abrí una nueva caja.

Pupolina

Si, está bien. Pero estos alfajores están vencidos. Tienen fecha del año pasado. Incluso mirá ¿Ves estas manchas verdes? Son HONGOS ¿ves los PELITOS que tienen los HONGOS? Están vencidos.

Vieja codito (insistente)

¡Pero yo abrí una caja nueva!

Pupolina

Mirá, no sé de cuándo tenés guardada esa "caja nueva" pero estos alfajores están vencidísimos, y yo no los pienso comer. Si a vos te parece que estas manchas verdes con pelos son un baño repostero te los dejo y comételos vos.

La vieja codito después de poner cara de culo agarró los tres alfajores podridos y los guardó en un costado, contó un peso con ochenta en monedas de diez y de cinco centavos y me las dejó arriba del mostrador, sin decirme nada más. Yo agarré las monedas, las guardé y le dije simplemente que no iba a comprarle nunca más nada. No es la primera vez que le compro algo y está vencido, hace unos meses compré dos paquetes de pipas peladas para compartir con mi cuñada y también estaban vencidas, pero en aquel entonces supuse que era un error.

Hablé con mi vieja ya que va a comprar siempre ahí y le comenté lo que había pasado, como un aviso más que nada, para que después no venga a intoxicarnos a todos en casa porque la vieja no compra mercadería nueva para el negocio. Al día siguiente me cuenta lo siguiente.


Mamá Pupolina

Vengo de hablar con la señora del negocio y me contó lo que pasó. Dice que los alfajores son así, no es que estén vencidos ni nada. Obviamente yo te creo a vos, pero ella sigue diciendo que no están vencidos. No le compres más, yo tampoco voy a comprarle nunca más nada.

Ergo: Sigue vendiendo esos alfajores con hongos verdes encima como si nada. Lo que me deja con tres conclusiones.

1 - No hay que comprarle nada a la vieja codito.

2 - Hay que mirar siempre las fechas de vencimiento.

3 - Hay que quemarle el negocio, pero antes hay que robarle el foquito de bajo consumo que tiene afuera.

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