No voy a negar que siempre voy por todos lados metida en una burbuja propia de pensamientos. Voy caminando y mirando para abajo, a veces tarareando canciones, pensando que tengo los cordones desatados, acordándome del Chino o haciendo una lista mental de las cosas que tengo que hacer.

Todo esto es provechoso a la hora de evadir saludos o encontrarme monedas en el piso. Hasta ahí todo bien, no le había encontrado ninguna contra a meterme en mi mundo y deambular de esa manera. El resto del mundo está acostumbrado a mirarme así, ya me conocen bastante.

El problema fue cuando fui a comprar la semana pasada al Almacén de Ani.

Hasta el día anterior y desde Diciembre todos los vecinos entrabamos al almacén por un panel sin vidrio en lugar de entrar por la puerta de entrada. Esto lo hacíamos porque ese panel es del mismo tamaño que la puerta y está justo al lado. Tomarnos las molestias de abrir la puerta era un acto a realizarse al pedo y la única que lo hizo durante todo este tiempo fue la Doble.

Asi fue que en un momento todos nos acostumbramos a que esa ahora era la entrada. Yo hice un mapa mental del recorrido:

Portón, vereda, calle, terreno, panel, negocio.

Entonces...

¿Por qué nadie me avisa que reemplazaron el panel?

La semana pasada fui a comprar y vi desde mi punto de vista bajo la puerta cerrada y encaré para el panel. Lo único que recuerdo fue sentir algo duro en mi frente y un ruido que sonó a "PUUUM!" y escuché que el menso que atiende me dijo "Ya pusimos el vidrio" ¡Pero no me digas!

Menos mal que no había nadie. Ni siquiera la Doble, pero cuando le conté esto se río tanto pero tanto que se comió un tatequieto en la nuca.


Ahora me siento una infelíz.