Una Flor, Muchas Nostalgias.

En el pizarrón estaba escrito todo el cuestionario de Historia que teníamos que terminar a tiempo, porque la amargada que lo había escrito ahí quería corregirlo en el día. Todo el curso de 9º D estaba copiando rápido, nadie hablaba, sólo se escuchaba un "flip flip flip" que yo no estaba segura si era de las Bic en movimiento, o las mentes pensando en voz alta. No hacía mucho que las clases habían comenzado, pero ese día la puerta se abrió y ella entró en mi vida para quedarse.

Era muy alta para su edad, nos sacaba a todos una cabeza de distancia. Su pelo era largo y de un color negro azabache que le llegaba hasta la cintura. Lo llevaba desatado y le cubría el rostro donde se asomaban timidamente sus ojos. Su piel era blanca, pálida. A pesar de sus intentos por entrar sin ser vista, ese aspecto era demasiado extravagante para pasar desapercibida

Cuando la preceptora la hizo pasar a nuestro curso le señaló una mesa atrás de todo junto al Gordo Unchalo. Cerca estaba yo, observando la situación.

Si, esa mesa tenía un lugar vacío, pero tan vacío que ni silla había en él. Ella se quedó parada delante de la mesa. Todos miraban al frente así que nadie se pudo burlar, yo la veía y me dio cosa, parecía triste pero no por la falta de su silla. Parecía sentirse mal por otros motivos ajenos a toda la escena.

Desde ese día, cuando la acompañé a buscar una silla por toda la escuela, ella ha sido mi Flor, mi amiga, mi hermana, mi querida amiga parecida a Morticia Adams que no hablaba mucho pero sonreía bastante. Desde ese día nunca pudimos ser la una sin la otra. Como el Gordo y el Flaco, Olmedo y Porcel, o simplemente como Morticia y Merlina.

Las casualidades la habían traído junto a mi, que tanta falta me hacía una amiga en esa escuela nueva a una hora de distancia de casa, que parecía obra de un destino bondadoso. A pesar de haber sido el último año de la primara, año en el cual se pierden todas las amistades que no han logrado reforzar lazos, ella se transformó en parte de mi familia, casi como la Doble pero de diferente magnitud.

Flor era tímida, algo callada y muy cerrada en sí misma. Cosa que se le fue curando de a poco y gradualmente.

A finales de ese año yo iba a visitarla seguido a su casa, donde vivía con sus 3 hermanos y su padre, el cual hasta el día de hoy sigo llamando Papá Julián o simplemente Papá. Siempre llevaba películas para ver y me quedaba los fines de semana. Dábamos vueltas por todo barrio uno y nos divertíamos hablando en "Cagastellano", charlando sobre Metallica o Lacrimosa, sacándole el cuero a la mogólica de en frente o haciendoles creer a los vecinos que eramos una pareja de lesbianas.

Para fin de año, y justamente fin de la primaria, nos habíamos llevado la mitad de las materias. Desastrosamente en Diciembre fallamos en todas. En Febrero había que dejar a lo sumo una sola, sino zácate, la catástrofe. Entre todas las materias que Flor y yo teniamos que rendir estaban Inglés y Educación Física. Para la primera había que estudiar, para la segunda madrugar. Ambos términos incomprensible para nuestro cagastellano personal.

Mientras estudiábamos para inglés, horas antes de la prueba, Flor me preguntó algo que para mi fue descabellado:

¿Cómo se dice "ella" en inglés? ¿She o He?


Yo no sabía si me lo estaba diciendo en joda o en serio. Para mi tenìa que ser joda. Le contesté:

¡Pero claro que she, Flora!

Está bien, está bien. No tendríamos que habernos puesto a boludear tanto. El pantallazo de risas que hubo ocupa el último recuerdo que tengo de ese momento, sentadas frente a las carpetas agarrandonos la panza y achinando los ojos. Luego de eso no recuerdo más... Excepto el uno de Flor.

Ahora tenía que rendir bien el resto de las materias. Educación Física seguía, según mi libreta. La que no revisé.

Al día siguiente, ocho menos cuarto de la mañana, pasé a buscar a Flor. Había que llegar temprano y hacer buena letra. Igual fuimos despacio, ya habría tiempo parar correr. Cuando nos presentamos para rendir con la profesora Fabiana Acosta nos quedaron mirando raro, como si le estuvieramos diciendo un imposible. Flor me miraba a mi y se quedaba callada, yo volví a preguntar pensando que tal vez la preceptora o era sorda o estúpida.

Fabiana Acosta no está hoy. Vino hace dos días junto con el resto de las alumnas que tenían que rendir. La fecha era veintiseis de febrero. Hoy es veintiocho.

Lo primero que hice fue mirar a la preceptora con excepticismo y con aire sobrador le recordé que ella me había anotado las fechas en mi libreta. -Adelante- me dijo -revisá tranquila.

Un adoquín pasó por mi garganta. Miré a Flor ponerse más pálida ante ese maldito veintiseis del dos que teníamos delante nuestro, escrito en letras rojas para que resalte más. Algo que hubiese pasado si yo me hubiese tomado la molestia de revisar, pero ahora, sólo era una burla o un castigo.

Miré nuevamente a Florencia Jofré, mi mejor amiga, la que por mi estupidez estaba llegando dos días tarde junto conmigo a su última posibilidad de terminar la escuela primaria.
Sentí mi corazón latir de golpe y me puse en sus zapatos durante ese minuto que duró el momento. Sentí el deseo de ser ella realmente y así poder desquitarme con una patada en la cara, de frente y con toda la fuerza posible. Ella seguía ahí, fisicamente presente, pero en su interior se encontraba frente a su padre y su madre, explicándoles que habia repetido otra vez el último año. Me odié a mi misma más que nunca en mi vida, yo acababa de perder una batalla, ella la guerra entera.

Salimos de la escuela y fuimos a su casa. Mi detestable sentimiento seguía ahi en silencio, un silencio que ella rompió.

Caroline. Somos dos pelotudas -Me dijo sonriente - Claro que she.

2 comentarios:

Horacio dijo...

PRIIIIIIIIIIIII :)

Pupolina dijo...

Horacio: Pri y único de este post :p

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